jueves, 24 de abril de 2008

LA ROSA MUERTA. - Manuel Ugarte. Autor

Cuando el temblor de tu mano,que se crispó bajo el guante,
rememoró en un instante todo el idilio lejano,
en tus labios de rubí me pareció ver clavada
la misma rosa encarnada que en otro tiempo te di.

Fugáz como tu pasión, la flor aquélla habrá muerto,
pero algo queda despierto dentro de tu corazón,
y cuando el sueño de ayer tu frágil memoria evoca,
se te suben a la boca tus recuerdos de mujer.

Quizá ha querido el destino que en una fiesta mundana
recoja la casquivana lo que sobró en el camino,
y ante el nuevo adorador me colocó frente a frente
como una prueba viviente de tus mentiras de amor.

Pero no temas de mí que en el baile de esta noche
trueque la flor en reproche y recuerde lo que fuí.
No sólo pongo a los pies de tu real coqueteria
un manojo de ironía y una palabra cortés.

Baila, en tanto que sonrío, y no recuerdes siquiera
la fantástica quimera de aquella noche de estío,
cuando al margen del balcón ensayaron nuestras bocas
como libélulas locas un divino rigodón.

Para calmar la importuna perplejidad que te inquieta,
solicita del poeta la discreción de la luna,
y ninguno más que yo sabrá que las bocas rojas
no son a veces más que hojas de una rosa que murió.