Con pálido color, ardiendo en ira,
en los brazos de Avero y de Alencastro,
de la difunta doña Inés de Castro
el bravo portugués el rostro mira.
Tierno se allega, airado se retira
(trágico fin de amor, infelíz astro),
y abrazado a su imagen de alabastro,
con este llanto y voz habla y suspira:
"Si ves el alma, Nise, de mis ojos
desde el cielo, en que pisas palma y cedro,
más que en este laurel y fe constante,
-verás que soy, honrando tus despojos,
portugués en amor, en rigor Pedro,
rey en poder, y en la venganza amante."
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XVI DÍA DE LA ORQUIDEA DE ADENEX
Hace 7 años
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